¿LA BELLEZA ESTÁ EN EL INTERIOR?

No sé si esto será el inicio de una nueva sección," REFLEXIONES", en donde yo misma me pregunte sin hallar respuestas. Son tantas las preguntas que a una le quedan por hacer, o mejor dicho, reflexiones que me hago constantemente, que me gustaría haceros partícipes de ellas.

Puede que vosotros tengáis las respuestas y las podamos compartir.

 Paso muchas horas navegando por la red (como se suele decir), siempre con el afán y la ilusión didáctica que me mueve, esperando encontrar la imagen, la noticia, el creador, el emprendedor, la biografía... más interesante y curiosa que me siga ilustrando e inspirando para hacer las cosas (especialmente en este medio) mejor y de forma más interesante.

Independientemente de consultar en mí biblioteca, he descubierto un mundo fascinate a través de Internet. Veo una imagen que me llama la atención, entro, y zas, un tesoro más hallado escondido entre palabras clave, que una no ha sabido encontrar más que de casualidad. Las claves que abren los portales de la red son muchas y curiosas, pero veréis,  esta servidora es de la generación de la escuadra, el cartabón, los talleres manuales, y de las  llaves de toda la vida, de esas que cierran puertas y abren ventanas. 

Al igual que en mis turorías intento transmitiros el arte del escaparatismo, un arte más; al igual que encuentro maravillas en muchas de las webs y blogs que  encuentro, hay algo que me sorprende enormemente y que quiero compartir, aún a pesar de que este post no resulte atractivo pero sí reflexivo para ciertas personas con inquietudes.

¿Os habéis dado cuenta que las páginas, webs y blogs con más seguidores son aquellos que hablan de estilismos varios y de productos sintéticos que harán de nosotros un canon de belleza?

¿Por qué nos preocupa tanto como nos ven, a qué se dedica fulanita de tal o menganito de cual? ¿Este año se llevan las extensiones o las hombreras? Y así, un largo etcétera dedicado a retroalimentar nuestras curiosidades y a enmascarar con maquillajes miles el paso del tiempo.

No es que a mí no me interese (todo lo contrario), para todos pasan los años y para qué negarlo, seamos sinceros, una cremita que nos tape las ojeras siempre viene de maravilla. Las mías, las ojeras a modo de saco, no las quita ningún tarro concentrado, vamos que ni en litronas. Yo sé que lo mejor para los susodichos sacos bajo mís ojos, esos que se comerían el mundo (o viceversa), sería un poco de descanso y menos estrés.

Y vosotros andaréis preguntándoos a qué santo viene toda esta parrafada de filosifía barata más o menos de rebajas.

Pues viene a que cuando descubro un blog interesantisimo culturalmente y que, además, me nutre de conocimientos profesionales (porque siempre hay alguien que sabe más que una), me doy cuenta de que en el apartado de seguidores no le sigue al autor/a ni tan siquiera la intención de seguir.

Es una pena que nos preocupemos tanto de nuestra carroza enmascarada de maquillaje, que al llegar la noche te debes de quitar para que la piel transpire, quedando visible ante el espejo lo que realmente somos: un tiempo que se pierde si no se cultiva con algo más que aceite de aloevera.

Nos lamentamos de que estamos en crisis (eso no lo pone en duda nadie, necios seríamos de negarlo), pero, ¿parte de esa  crisis no la lleva uno mismo escondida para no verla?

¿Acaso intentamos adquirir más conocimientos que nos hagan adaptarnos al medio árido en el que nos está tocando vivir?

Una empresa, un pequeño comercio, no crece por si solo, por muchas horas que le dediquemos, si no adquirimos los más minimos conocimientos como herramientas básicas de trabajo.

El escaparatismo es el utensilio doméstico (la cuchara que nos da de comer) más económico y más factible para dar a conocer nuestro negocio. El marketing directo más efectivo del que se dispone en una tienda y... ¿Cuántos conocen su potencial? ¿Cuántos han investigado la teoría subliminal aplicada en todos los campos de las artes visuales y en donde se demuestra el valor de la percepción, las emociones y sensaciones? Porque no sólo mostramos un producto, mostramos la imagen de ese producto ¿no?

Nada más lejos de mí intención sermonear a nadie, pero sí os invito a la reflexión.

No es lo que te pones lo que más me gusta de tí, es lo que veo más allá del maquillaje, eso que en esencia te hace crecer para luego vestirte con estilo propio sin pensar si está o no de moda.

Para finalizar con un poco de ironía: Me he comprado un vestido rojo impresionante, que hace juego con el tono de mi corazón, es complementario a mi cerebro y me disimula los michelines. Ahora si que voy a estar  a la última.

Hasta luego